Este sábado 26 de julio se conmemora un nuevo aniversario del fallecimiento de Evita, como la llamó y sigue llamando el pueblo.
Fue ese pueblo humilde, los “descamisados”, sus “grasitas” —como ella misma los nombraba con orgullo— quienes la amaron profundamente, porque Evita encarnó sus luchas, sus esperanzas y sus derechos.
Pero más allá de las fechas, hoy más que nunca cabe preguntarse:
¿Cuál es el legado de Evita en estos tiempos que nos toca vivir?
En una época donde desde los más altos niveles del poder se despliegan discursos y acciones cargadas de crueldad e insensibilidad, la figura de Evita resuena como un llamado urgente a la solidaridad, la empatía, el compromiso social y la justicia para todos y todas.
Su mensaje nos recuerda que la política, si pierde su costado humano, si se vuelve ciega al sufrimiento del otro, deja de tener sentido.
Recordar a Evita no es anclarse en el pasado, sino recuperar los valores que pueden humanizar el presente y construir una sociedad más justa.
Porque como ella misma dijo: “Donde hay una necesidad, nace un derecho”.
Profesor Guillermo Acuña
Fundación Villa Manolita
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